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Vivienda de dos plantas situada en un terreno muy accidentado. Sus propietarios nos encargaron el proyecto con la mente abierta pero con una condición indispensable: ser respetuosos con el entorno. Bajo esta premisa planteamos una casa inspirada en una cueva natural; inherente al paisaje y profundamente acogedora.
TAMAÑO 290m²
LUGAR ALICANTE
AÑO 2012
Organizamos la volumetría del edificio de tal forma que genera un recorrido continuo y escalonado hasta las zonas habitables.
La condición escarpada de la parcela jugó un papel clave en la conceptualización de la vivienda.
En un acto de reivindicación paisajística tratamos de integrarla en el entorno para que su presencia en lo alto del monte resultara lo más natural posible.
La idea era huir de la falta de sensibilidad hacia las montañas tan habitual en las sierras próximas a la costa alicantina.
Con este fin, adaptamos la geometría de la vivienda a la topografía de la parcela y minimizamos las excavaciones y los movimientos de tierra.
Además, redujimos al máximo las barreras típicas en estas residencias (vallas lineales, rampas y accesos hormigonados). Con esto perseguíamos integrar la vivienda en el paisaje, solucionándolo mediante la distribución de la vegetación y de los propios elementos arquitectónicos.
La envoltura del domicilio se concibe como una extensión de la montaña que lo acoge. Buscamos una fusión natural entre los muros de hormigón y la piedra caliza del entorno.
La combinación de estos muros con la disposición de las cubiertas vegetales crea una ilusión de paisaje ampliado o continuado. En el interior de la vivienda colocamos varias aperturas de vidrio que, emulando la entrada a una cueva, potencian las sensaciones de protección y recogimiento que percibimos al llegar a un lugar seguro.
Un acto de reivindicación paisajística tratamos de integrarla en el entorno para que su presencia en lo alto del monte resultara lo más natural posible.
